Nacido en Nueva York, Joel-Peter Witkin, con su obra fotográfica se aleja a lo que se nos asocia como concepto de belleza, perturbando la conciencia del espectador.
Su trabajo, provocador, muestra deformidades físicas, cadáveres, transexuales y un sinfín de imágenes que es de imaginarse, a muchos les causará cierto rechazo.
Según palabras del mismo Witkin, cuando niño fue espectador de un suceso que lo marcaría a futuro en su trabajo: escuchó un choque de gran magnitud que se mezcló con gritos de dolor de personas suplicando ayuda. Pero esto no es todo, ya que él siendo niño y como buen niño, intruso, se acercó al accidente y vio como algo redondo giraba; era nada más y nada menos que la cabeza de una niña. Cuando intentó tomar la cabeza lo tomaron y lo alejaron de la escena del accidente.
Anteriormente y fiel a su estilo, Witkin fue fotógrafo en la guerra de Vietnam entre 1961 y 1964, retratando la violencia y el sufrimiento.
Influenciado, a su vez, por el trabajo de John Ernst Joseph Bellocq, Witkin, además de capturar las fotografías, ocupa ciertos recursos complementarios como: exponer la imagen a fuertes químicos, rasgar negativos o realizar una revelación caótica.
En general, su bella fotografía se aleja del patrón de “belleza” que hemos adquirido, no pasando la obra de Witkin desapercibida y siendo del gusto de algunos mientras que a otros les puede causar rechazo.