Por Patricia Román Mori
El pasado 12 de junio se cumplieron 27 años del fallecimiento de la gran escritora nacional y poetisa Marcela Paz, famosa por sus libros Papelucho y Caramelos de Luz, además de ser la precursora de la literatura infantil en nuestro país.
Aún recuerdo que las primeras líneas que leí de un libro pertenecían a ella: Esther Huneeus Salas, más conocida como Marcela Paz. Escritos que nuestra imaginación casi llevaba a la realidad, sobre todo cuando se es niño y la literatura se puede entender como diversión y no como una tarea de clases.
Era a mediados de 1985 cuando una longeva, pero activa escritora de 85 años cerraba sus ojos y dejaba sus obras para que las futuras generaciones apreciaran las letras. Atrás quedo una larga producción que comenzó con breves escritos para la revista El Peneca, Ecran , Zig-Zag y Margarita; en la página “Infantil” de La Nación, El Diario Ilustrado de La Tercera y cómo olvidar su primer libro “Pancho en la Luna”, lanzado en 1927.
En 1947 publica su obra más reconocida, Papelucho, título que fue inspirado en el apodo de su esposo “Pepe Lucho”. Contaba las aventuras de un niño de ocho años que con ingenio y mucha imaginación transformaba todo lo que ocurría en la cotidianeidad. Libro exitoso que la hizo ser acreedora del Premio Los Andes y el Premio de honor de la Editorial Rapa Nui. Desde ese entonces y hasta ahora Papelucho cuenta con más de 70 reediciones y ha sido traducido al griego, ruso, francés y japonés, entre otros.
Su faceta de escritora no llegaba hasta ahí, sino que también incursionó en la poesía, publicando en 1954 “Caramelos de Luz” y más adelante fue partícipe de la creación de IBBY (International Board on Books for Young People: Organización Internacional para el Libro Juvenil). Posteriormente de su éxito, se convirtió en la tercera chilena en recibir el Premio Nacional de Literatura (1982), distinción que fue entregada en 1952 a Gabriela Mistral y Marta Brunett en 1961.
Esther Huneeus Salas muere a los 83 años un 12 de junio de 1985, quedando en la memoria de los chilenos como la mujer que nos enseñó a leer, pero sobre todo a soñar.
