Por Israel Segall
George Lucas tenía en mente un proyecto cinematográfico ambicioso, tal vez demasiado para la época. En 1977 se empezaba a gestar un mundo de espadas láser, naves espaciales, extraterrestres y una galaxia muy, muy lejana, pero algo faltaba para que todo se plasmara en la pantalla gigante: efectos especiales.
El gran problema para Lucas era que su mente imaginaba cosas irrealizables. No es sencillo recrear un universo y en ese entonces resultaba más difícil aún por las limitaciones técnicas.
La solución fue crear los efectos necesarios para montar Star Wars. El director, guionista y creador de la película reclutó estudiantes universitarios para materializar sus ideas, principalmente porque los expertos no creían posibles las aventuras mentales de Lucas y porque necesitaba ingenio por sobre todas las cosas.
Así nació Industrial Light & Magic, una de las creaciones más innovadoras de la historia del cine, compañía que se ha dedicado a generar ilusiones visuales y que ha sido galardonada con incontable cantidad de premios.
Dice la leyenda que George Lucas requería 365 efectos para terminar Star Wars y que cuando volvió a Estados Unidos de las grabaciones en Túnez e Inglaterra se encontró con sólo 3 realizados según su criterio. Ese fue el momento en que el padre de la saga más famosa de la historia se hizo cargo de la empresa y con su toque de “Rey Midas” la convirtió en una revolución para el mundo del cine.
La imaginación que hizo de un choque de cables los sonidos de los sables láser o de un grupo de piezas de maquetas de avión en hangares y naves interestelares, hicieron posible “Jurassic Park”, “Indiana Jones” y otras tantas demostraciones de que las luces y la magia seguirán presentes todos los días en las pantallas alrededor del orbe.
http://youtu.be/LyOeUt376ho